Que cierren para siempre la calle del olvido, que te metan en ella para nunca verte... que no te vaya bonito, ¡que te vaya de muerte!
Y que, por fin, el tiempo borre las heridas y tus fantasmas nunca más vuelvan a verme. Y no tires tu tiempo en esta despedida, ya sé que te sobran los motivos para cambiar de gente.
Que me sonría la suerte y te vaya de muerte.
Que se pudran tus deseos, que no se cumpla lo que sueñas, que nunca tengas primavera, que se te apaguen los besos, y que como a mi te duela.
Que te lleven los demonios fuera de mi cabeza.
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Deja de fingir encuentros casuales. Después de cinco veces, la casualidad deja de tener credibilidad. Estoy harta de encontrarte en mi calle, de encontrarte en la puerta de la universidad, de verte en la acera de enfrente, fingiendo que esperas a cualquiera. Si sé que ya no tienes a quien esperar. ¡Nunca fuiste un buen actor, cariño! Y yo tampoco, y estoy cansada de fingir indeferencia cuando me tengo que cruzar contigo porque forma parte de tu estrategia. Porque tú así lo has querido.
Ya no soy como era.
Y no te voy a perdonar que haya sido por tu culpa.
1 comentarios:
Qué fuerte! Álex, te dejé unas palabras en mi blog contestando a tu comentario. Gracias. Llámame Andrea.