Y me pregunto en días como hoy cuántos son y dónde están, y me admira lo capaz que soy de aguantar ad nauseam. Y contemplo en el espejo las escamas de mi piel, y rezo para salir de este pellejo, y rezo para huir muy lejos de aquí, muy lejos de mí, piel que torna gris.
¿Qué dirán de mí si me ven así? Podría llorar, pero me voy a reír.
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1 comentarios:

On 25.5.10 , Anónimo dijo...

Por suerte está la melancolía, que equilibra a la felicidad, por eso la hace tan especial.
Y la felicidad hace tan especial a la melancolía.
¿Te imaginas ser un ser emocionalmente plano? Qué vida tan felizmente triste.