Siempre he envidiado a quienes sienten que tienen el control de sus vidas. A quienes pueden afirmar, llenos de satisfacción, que ellos mismos han ido construyendo su existencia, paso a paso, colocando los aciertos junto a los errores, depositándolos muy unidos, las buenas experiencias al lado de las malas, la felicidad sobre el dolor, como si levantasen una sólida fortaleza allá en lo alto de las rocas, inexpugnable y firme. Una existencia dominada por los propios designios y una férrea voluntad, fluyendo por las venas como sangre. Y, dentro de las tripas, la entereza.
Para mí en cambio la vida es algo exterior. Algo semejante a una neblina que fluye a mi alrededor, marcando su propio ritmo, obligándome a comportarme de una manera determinada, sin que yo pueda apenas tomar ninguna decisión. No doy pasos conscientes, regidos por la razón y un luminoso objetivo a lo lejos, parpadeando en el futuro como un faro hacia el que dirigirme. (...)
Siempre he sido una cobarde. Miedosa, asustada, cobarde. Siempre. Desde pequeña.
(Contra el viento; Ángeles Caso)
3 comentarios:
Bonitaaa entrada!!
Yo no puedo decir lo mismo, siempre me consideré valiente y ahora me doy cuenta de lo cobarde que fuí, pero en cosas psicológicas, en la vergüenza, y el miedo que tengo ahora no lo tuve nunca. Anímate, que no sabes el poder que tienes.
Opino que deberias ser Valiente