La tristeza mata más que las pistolas. Y, sin embargo, seguimos tratando a la tristeza con desprecio, como si fuera algo que la gente puede elegir. Se gastan millones en acabar con el consumo de cigarrillos, pero nadie hace nada por acabar con la antipatía.
¡Pido subvenciones para la sonrisa!
1 comentarios:
Ya te digo!