Ya había renunciado a todo; se sentía demasiado viejo para nada y se había preparado para el final. Se había resignado a no volverla a ver, pero abrió los ojos y allí estaba ella: la vida; caprichosa, sin dar explicaciones, como ella siempre ha sido. Se ha presentado con más ganas que nunca, y el reencuentro ha sido el más apasionado y exuberante que hayan tenido jamás.
El cerezo entero es una fiesta de flores blancas.
[Roberto Iniesta; El viaje íntimo de la locura]
1 comentarios:
Me pregunto cuando volveré a ver yo esa vida caprichosa, con más ganas que nunca.