Dejaste que el sol te cegara
y me recriminaste
por recordarte
cómo mata el invierno.
y me recriminaste
por recordarte
cómo mata el invierno.
No aspiro a que nadie me absuelva, pero espero que alguien pueda entender que decidiera dejarme cegar por el sol, olvidando que el invierno mataría todo lo que me diera por querer. Si se piensa un poco, tampoco es tan malo que lo que uno ha querido desaperezca. Hubo una vez en Lisboa un invertido de fino talento que jugaba a cambiar de nombre y lo escribió a la vez corto y rotundo, quizá al dorso de una letra de cambio: uno tiene, sólo, lo que antes ha perdido.
[La flaqueza del bolchevique; Lorenzo Silva]
1 comentarios:
Aun tengo una nota a pie de pagina que dice:
Hay cosas que no desaparecen, porque merecen la pena ser recordadas y sin darte cuenta sigue ai dia tras dia queriendolas como el primer dia pase lo que pase..