El pobre caracol vuelve atrás. Ya en la senda un silencio ondulado mana de la alameda. Con un grupo de hormigas encarnadas se encuentra. Van muy alborotadas, arrastrando tras ellas a otra hormiga que tiene tronchadas las antenas.
El caracol exclama: "Hormiguitas, paciencia. ¿Por qué así maltratáis a vuestra compañera? Contadme lo que ha hecho. Yo juzgaré en conciencia. Cuéntalo tú, hormiguita".
La hormiga, medio muerta, dice muy tristemente: "Yo he visto las estrellas."
"¿Qué son las estrellas?", dicen las hormigas inquietas.
Y el caracol pregunta pensativo: "¿Estrellas?"
"Sí -repite la hormiga-, he visto las estrellas, subí al árbol más alto que tiene la alameda y vi miles de ojos dentro de mis tinieblas".
El caracol pregunta: "¿Pero qué son las estrellas?"
"Son luces que llevamos sobre nuestra cabeza".
"Nosotras no las vemos", las hormigas comentan.
Y el caracol: "Mi vista sólo alcanza a las hierbas."
Las hormigas exclaman moviendo sus antenas: "Te mataremos; eres perezosa y perversa. El trabajo es tu ley."
"Yo he visto a las estrellas", dice la hormiga herida.
Y el caracol sentencia: "Dejadla que se vaya. Seguid vuestras faenas. Es fácil que muy pronto ya rendida se muera".
Por el aire dulzón ha cruzado una abeja. La hormiga, agonizando, huele la tarde inmensa, y dice: "Es la que viene a llevarme a una estrella". Las demás hormiguitas huyen al verla muerta.
El caracol suspira y aturdido se aleja lleno de confusión por lo eterno. "La senda no tiene fin -exclama-. Acaso a las estrellas se llegue por aquí. Pero mi gran torpeza me impedirá llegar. No hay que pensar en ellas".
FEDERICO GARCÍA LORCA
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Quise llamarte. Levanté la cabeza de la húmeda almohada y me incorporé para coger el teléfono entre las manos. Quise llamarte, recorrí el trayecto de todos los días de la A, la B, la C,... hasta llegar a tu nombre. Quise llamarte, escuchar un tonos, dos tonos, y entonces un chasquido al otro lado de la linea, y sin dejarte responder decirte que estoy dispuesta a perdonarte con tal de que volvamos a estar juntos, como siempre. Decirte que te quiero, y que aunque me hayas hecho más daño que nadie en mi vida te echo tanto de menos que a veces siento que me quedo sin aire y que me revienta el tórax. Me hubiese gustado decirte que no dejo de llorar a todas horas recordando todos los momentos que viví a tu lado y que creo que nunca más podré volver a enamorarme de nadie. De nadie. Me hubiera gustado pedirte que te planteases la posibidad de empezar de cero, ir a un bar, acercarnos y fingir que nos estamos conociendo por primera vez.
Quise llamarte. Entonces pensé que seguramente me responderías diciéndome que ya has cerrado este capítulo de tu vida y que yo represento el pasado, y nunca más el presente o el futuro. Seguramente me dirías que el amor que sientes por mi es diferente del que una vez hizo que fuésemos tan felices. Y como siempre, me pudo la cobardía. Y dejé el teléfono encima de la mesilla intentando dejar de pensar en recorrer el trayecto de la A, la B, la C... hasta tu nombre.
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23:20
| Author:
Gorripato.
Y continuó dedicando todo su tiempo a la pintura, a los amigos extraños y a escuchar músicas que, probablemente, debían de provocar algún desequilibrio psicológico.
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En algún lugar, sobre el arcoiris, los cielos son azules y los sueños que te atreves a soñar se vuelven realidad.
Algún día pediré un deseo a una estrella y despertaré muy lejos de las nubes, dejándolas atrás, donde los problemas son como gotas de limón. Lejos, muy por encima de las chimeneas. Ahí es donde me encontrarás.
En algún lugar sobre el arcoiris vuelan pájaros celestes. Los pájaros vuelan por encima del arcoiris, entonces, ¿por qué yo no?
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Que elegí el papel de mártir por morirme por un beso...
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Y nunca he tenido el corazón tan rojo.
(Como cuando tú estabas dentro de él)
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http://www.abcdesevilla.es/20100612/sevilla/ayuntamiento-homosexual-201006112243.html
Vergüenza de vivir en un país en el que la gente siga pensando así. No ya de vivir en un país en el que se puedan publicar cosas así, porque la libertad de expresión da cabida a todo tipo de manifestaciones. Pero que alguien pueda escribir esto es de verdadera vergüenza. Siento tristeza de leer opiniones que no hacen otra cosa sino fomentar la enfermedad de la homofobia. Lo que realmente se sale de la normalidad es la intolerancia, no la homosexualidad. Todos los esfuerzos por luchar contra el rechazo quedan mermados ante opiniones como ésta. Es muy bonito ir de tolerantes y de progres cuando en realidad expresamos profundo odio. Como el que se respira de estas lineas, donde se intenta decir, como mínimo, que los homosexuales estarían mejor escondidos en sus casas y callados como ha ocurrido durante tanto tiempo. Reprimidos. La lucha para el reconocimiento es necesaria, porque aún vivimos en una sociedad donde está mal visto querer "distinto". Casi todas las personas a las que pregunten te dirán: "yo soy muy tolerante, tengo muchos amigos gays" (el perfecto argumento del homófobo), pero a la hora de la verdad, si llegase el día en el que, por ejemplo, tuviesen un hijo homosexual, se llevarían la mayor decepción de sus vidas, sentirían fracaso en su rol de padres. Hipocresía. Si los homosexuales no se expresan y piden su libertad, ¿qué va a ser de ellos? ¿más represión? ¿más incomprensión? ¿Por qué éste señor ve mal que los homosexuales salgan a las calles? La auténtica mediocridad en todo esto es no poder ver el profundo dolor que el rechazo produce en este colectivo. La lucha por la aceptación de la homosexualidad no manifiesta un complejo, sino un derecho: la libertad. La libertad de ser respetado tal y como uno es, piensa y siente. Me parece increíble que se pueda comparar de una manera tan mediocre el orgullo por la homosexualidad con un complejo. Uno puede sentirse orgulloso de lo que quiera, de aquello que le haga sentirse grande por dentro, ya sea de ser homosexual, de ser católico o de ser amante de los encajes de bolillos. Y no por que a otra persona le parezca menos bien ha de restársele importancia. Mientras no se haga daño a los demás, uno puede exhaltar lo que le venga en gana. García Lorca y Óscar Wilde viviron en un tiempo en el que no se podía manifestar el orgullo por querer a alguien del mismo sexo, lo que no significa que no lo hicieran porque no les pareciese lo correcto. Probablemente, si leyesen este artículo de ABC sentirían la misma repulsa que estoy sintiendo yo.
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Si el camino se va trazando con cada uno de tus pasos,
entonces, tú eres el único capaz de encontrar una salida cuando todo vaya mal.
Solo es cuestión de tomar control sobre tu propia vida.
[Foto: Men]
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19:07
| Author:
Gorripato.
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¿Has oído? ¿Has tratado de entender?...Está bien. Se hace más fácil con el tiempo. ¿Cómo estás? ¿Alguna vez regresarás? Yo he cambiado, y me he dado cuenta de que estaba equivocado. Me equivoqué... ahora no veré tu rostro nunca más. Oh, mi amor, daría cualquier cosa por un día más contigo. Estoy atravesando algo. Desearía que tú sintieras de la manera que yo lo hago. He cambiado. Me di cuenta de que estaba equivocado. Me equivoqué, ahora no veré tu rostro nunca más. Oh, mi amor, haré cualquier cosa por un día más contigo. Daría cualquier cosa por un día más contigo.
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Recuerde el alma dormida,
avive el seso y despierte,
contemplando
cómo se pasa la vida,
cómo se viene la muerte
tan callando;
cuán presto se va el placer,
cómo después, de acordado,
da dolor;
cómo, a nuestro parescer,
cualquiera tiempo pasado
fue mejor.
Y pues vemos lo presente
cómo en un punto se es ido
y acabado,
si juzgamos sabiamente,
daremos lo no venido
por pasado.
No se engañe nadie, no,
pensando que ha de durar
lo que espera,
más que duró lo que vio,
porque todo ha de pasar
por tal manera.
Nuestras vidas son los ríos
que van a dar en la mar
que es el morir;
allí van los señoríos
derechos a se acabar
y consumir;
allí los ríos caudales,
allí los otros, medianos
y más chicos,
y llegados son iguales
los que viven por sus manos
y los ricos.
Jorge Manrique.
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Todavía recuerdo el sueño con el que me he despertado esta mañana. De pronto, de la oscuridad, surgía mi reflejo en un espejo veneciano. Miraba a mi alrededor y todo eran formas y colores. Yo, estaba maquillada con colores exóticos, el pelo suelto y rizado me acariciaba la espalda. El cuerpo, solo cubierto con un mínimo mono azul aguamarina lleno de brillos, como un bañador ajustado al cuerpo, con tiras de seda. Cansada de mirarme, salía por una puerta para llegar a un espacio redondo lleno de gente expectante. Música. Color. Risas. Voces. Más gente como yo. Y al aparecer en escena, se hacía el silencio. Entonces comprendía bien donde me encontraba: era un circo, y yo era la funambulista. Al fondo, sonaba "Stella Errans". Entendí que lo que se esperaba de mi era que subiese a aquella cuerda, así que lo hice. Ascendí por una escalera, y cuando llegué al borde de la cuerda me di cuenta de que tenía miedo. Miedo. Muchísimo miedo. Miedo a cosas que hasta el momento no había tenido: miedo a la altura, al juicio de la gente... miedo a caer. Había llegado hasta allí y ahora tenía que cruzar. Se suponía que era una funambulista y mi mayor pasión en la vida era arriesgar... pero en ese momento tenía pavor. No había red bajo esa cuerda, por lo que si asumía el riesgo cabía la posibilidad de caer al vacío... y también la posibilidad de cruzar y de recibir la ovación del público. Era una decisión difícil: correr el riesgo y ganar supondría la mayor gratificación de mi vida, la felicidad, el orgullo. Pero me daba cuenta de que el miedo era mayor al deseo de dar el primer paso, y bajaba de nuevo esa escalera. Una vez abajo, el calor de los focos sobre mí hacía que el maquillaje se corriese, que el pelo se alborotase... y que mi imagen ante el espejo veneciano resultase grotesca y espeluznante. Era el puro reflejo del fracaso. Al fondo escuchaba las voces defraudadas de mi público. Volver atrás sería asumir mi cobardía, reconocer que había sentido pavor, y actuar ya no sería lo mismo. Entonces, deseaba haber cruzado esa cuerda en su momento, en el momento en el que no me había parado a calibrar todas las posibles consecuencias y la ilusión de la gente se mantenía intacta, solo dejándome guiar por el impulso, sabiendo que también podría haber salido airosa del reto. Pero era demasiado tarde y había perdido la oportunidad de mi vida... solo por el miedo a fracasar.
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Y es que no existen las historias perfectas, esa perfección está precisamente en la imperfección, esa perfecta imperfección que caracteriza a la magia, que construye los sueños y hace que una simple historia sea perfecta solamente para aquellos que la viven; y es que me tenía que haber dado cuenta de que esa historia eras tú, desde el principio, y sólo tú, porque con eso ya no hacía falta nada más.
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Que estoy pensando en romper los malos sueños.
Para empezar me tomaré menos en serio que estoy cansado de tanto pensar.
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Dejaste que el sol te cegara
y me recriminaste
por recordarte
cómo mata el invierno.
(...)No aspiro a que nadie me absuelva, pero espero que alguien pueda entender que decidiera dejarme cegar por el sol, olvidando que el invierno mataría todo lo que me diera por querer. Si se piensa un poco, tampoco es tan malo que lo que uno ha querido desaperezca. Hubo una vez en Lisboa un invertido de fino talento que jugaba a cambiar de nombre y lo escribió a la vez corto y rotundo, quizá al dorso de una letra de cambio: uno tiene, sólo, lo que antes ha perdido.
[La flaqueza del bolchevique; Lorenzo Silva]
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I think you're crazy... just like me.
Ahora escribo mis canciones y me refugio en, unas veces, cosas puras y, otras, las drogas más duras. Sé que no es perfecto pero hoy sí puedo afirmar que queda más, que queda mucho, mucho más. CONTIGO.
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Y creo que el mundo es un poco menos malo porque existes.
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2:58
| Author:
Gorripato.
-¿Sabes? Pensé que deberías saberlo.
-¿Saber qué?
-Que alguna vez fuiste feliz conmigo.
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-Y si pudieras volver atrás en el tiempo, ¿No cogerías todas las horas de dolor y de tristeza y las cambiarías por algo mejor?
-Cómo una puesta de sol por ejemplo...
-Sí, como una puesta de sol Hawaiana o el Gran Cañón, cosas que te recuerden lo bonito que es el mundo...
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